
franquicia boboli
La franquicia de moda infantil Boboli, un negocio familiar originario de Mataró, se encuentra actualmente en pleno proceso de renovación de su identidad. Está enfocada en el relanzamiento de sus productos, en redefinir su presencia en el canal minorista y en la actualización tanto de sus tiendas propias como de sus franquicias.
En resumen, “estamos revitalizando la marca”, afirma Arancha Algás, representante de la segunda generación de la familia fundadora, que lidera el proyecto desde 1992.
La compañía no abandonará su esencia original: una propuesta diferenciadora, caracterizada por el uso del color, los diseños estampados y, por encima de todo, la calidad.
Sin hacer concesiones, Boboli se alista para afrontar los retos del mercado de moda infantil, en el que han irrumpido
“firmas que dan prioridad al precio, algo que se ha convertido en el principal motor del consumo masivo”.
“Han aparecido actores que están desestabilizando los precios en el sector”, puntualiza Arancha Algás. En cuanto a Boboli, “el precio también nos preocupa porque queremos mantener una posición sólida en el mercado, pero no vamos a sacrificar la calidad”, añade.
Con una estructura “adecuada” para continuar su expansión, Boboli mantiene sus oficinas centrales, su centro logístico y su departamento de diseño —“clave”, según Algás, ya que les permite asegurar que sus estampados sean “únicos”— en su sede de Llinars del Vallès (Barcelona).
La producción, que inicialmente se realizaba en Mataró, fue trasladada hace años: primero a Marruecos y, posteriormente, a Asia, donde actualmente colaboran con diversos proveedores.
En estos momentos, la empresa estudia la posibilidad de entrar en el ámbito de las licencias, “un terreno en el que nunca hemos estado presentes, pero que no descartamos si se trata de personajes que compartan los valores de la franquicia Boboli“. La innovación, el compromiso y la exigencia son principios fundamentales que han acompañado a la empresa desde sus inicios.
